Hay jugadores de fútbol que destacan por su entrega y su arrojo. Defensas como Puyol o Mascherano son de este tipo, estrellas con mucho coraje que siempre lo dan todo en cada partido y que son imprescindibles en cualquier equipo para ese otro fútbol, el más físico, el que se juega sin balón. Otros jugadores destacan por su desborde y velocidad, por su regate, como pasaba con Ronaldo, o con Leo Messi, que en realidad podría destacar en todo. El golpeo de balón, la visión de juego, la importancia de saber guiar a los compañeros en el campo… Son muchos los factores que hacen que un jugador se convierta en estrella, y después de eso, en auténtica leyenda. Hay muchos con esas cualidades, y uno de los últimos de  los que hemos podido disfrutar es el francés de origen argelino Zinedine Zidane.

El mediocampista fue un jugador extraordinario que destacaba por su visión de juego, su calma a la hora de conducir el balón y sobre todo, su elegancia. Parecía estar bailando ballet mientras jugaba, derrochando una clase que muy pocos jugadores han podido igualar. Ya fuera en la Juventus de Turín, en el Real Madrid o con la selección francesa, el derroche de fútbol del que hacía gala Zidane en cada partido era un auténtico espectáculo, y se convirtió en uno delos últimos jugadores en entender este deporte de esa manera, mucho más elegante, siempre con la intención de jugar el balón, algo menos físico pero con un derroche de talento inconmensurable. En este artículo vamos a repasar su brillante trayectoria tanto como jugador como luego en el puesto de entrenador en el que será seguramente el equipo de su vida, el Real Madrid.  

Primeros años de Zidane

Zinedine Zidane nació en Marsella en 1972, hijo de emigrantes argelinos que llegaron una década antes a la ciudad. Tiene cuatro hermanos, y sus orígenes fueron bastante humildes. Sin embargo, el joven Zinedine siempre destacó en el fútbol, por lo que fue fichado con solo 14 años con el Cannes, debutando poco después en primera división francesa con ese mismo equipo.

Su buen juego le llevó hasta el Girondins de Burdeos, uno de los clubes más potentes de la liga francesa en aquellos tiempos, donde jugó durante cuatro años llegando incluso a despuntar en partidos europeos. Su manejo del balón y su exquisita visión de juego le llevaron a fichar en 1996 por la Juventus de Turín, un club que era vigente campeón de Europa en aquel momento, y que vería en Zidane a su jugador más importante.  

Su paso por la Juventus de Turín

Los cinco años siguientes, el francés jugó con la camiseta bianconera en Turín, ganando varias ligas italianas, llegando a la final de la Copa de Europa en dos ocasiones pero perdiendo en ambas, y convirtiéndose en uno de los mejores jugadores del mundo. La eclosión definitiva del talento del francés tuvo lugar aquí, en este equipo.

De hecho, seguramente sus últimos años en la Juventus fueron sus más laureados, porque además ganó el Mundial de Fútbol con su selección en 1998, convirtiéndose en una auténtica estrella mundial. El Real Madrid ya había puesto sus ojos en él, y la llegada de Florentino Pérez propició también la de Zidane, que junto a jugadores como Figo o Beckham hicieron del club un auténtico plantel de galácticos, dándole al equipo centenario una de sus mejores rachas históricas.  

Su llegada al Real Madrid

Zidane llegó al Real Madrid, al que consideraba el mejor club del mundo, ya con cierta edad. Aterrizó en la capital española con 29 años, pero todavía en  plena forma, como demostró durante los cinco años que disputó con la camiseta blanca. En el equipo español se convirtió en un auténtico icono mundial, ganando un FIFA World Player, una Liga, una Champiosn y una Liga Intercontinental, y derrochando clase y gusto por el esférico en cada partido.

Su paso por el Madrid lo elevó al nivel de leyenda, y goles como el que marcó en la final de la Champions frente al Bayer Leverkusen, con un zurdazo de volea imparable desde la frontal del área, han quedado ya como parte de la historia del deporte rey. No es de extrañar, por tanto, que Zidane decidiera retirarse en el club blanco, con apenas 34 años, en 2006.  

Un auténtico icono del equipo

En aquellos cinco años Zidane se convirtió en una auténtica leyenda, algo  más que un simple jugador. Era el tipo perfecto para ejemplificar los valores del Real Madrid, esa elegancia y ese señorío del que siempre presumía el club blanco. Por eso su despedida fue tan emotiva, en el último partido de la temporada en el Bernabéu, en 2006, con toda su familia presente y los jugadores dedicándole el partido.

Zidane siguió ligado posteriormente al Real Madrid, y como era de esperar, acabó convirtiéndose en entrenador, porque un tipo que sabe tanto de fútbol no se puede alejar de su pasión así como así, solo por dejar de jugar. Siempre querido y recordado en el club blanco, Zidane no tardaría en volver, esta vez al banquillo.

De jugador a entrenador

En la temporada 2013/14, Zidane vuelve al equipo oficialmente, convertido en el ayudante del primer entrenador, el italiano Carlo Ancelotti. La temporada siguiente sería nombrado como entrenador del filial, el Real Madrid Castilla, donde se iría forjando hasta llegar a ser nombrado entrenador del primer equipo en 2016,  sustituyendo al destituido Rafa Benítez.

Después de dos temporadas y media con grandes éxitos y muchos títulos, Zidane dejó el banquillo del Madrid, aunque volvería menos de un año después, para dirigir al equipo en una segunda etapa en la que está inmerso actualmente, y en la que ya lleva varios títulos importantes, demostrando que también en el banquillo sabe ser una estrella.